Redescubriendo

Bellezas Porteñas

 

Una recuperación virtual

de Buenos Aires

 

Realizada Sergio García-Ramírez

 

Algunas consideraciones

De Buenos Aires estoy seguro, me enamoré “desde otras vidas”.

En mi infancia en México y en mi post adolescencia transcurrida en los Estados Unidos, por casualidad, o no tanta, llegaban a mis manos revistas, libros y tarjetas postales que me mostraban la elegante y fabulosa arquitectura porteña. El tango, presente siempre en mi casa paterna, me hizo soñar con Caminito, con San Juan y Boedo, con la Vieja Recova, con Palermo, con el caserón de Belgrano, con Puente Alsina, con Pompeya y más allá la inundación…

Luego de la Guerra de las Malvinas, por fin aterricé en Ezeiza. Todo era familiar para mí aunque no faltaron las sorpresas que, aún luego de más de dos décadas de residencia porteña, todavía me siguen esperando en los rincones más insólitos.

Estas sorpresas se pueden dividir en buenas y atroces. Las preocupantes son las segundas. En un aparente afán de modernización vi caer bajo la picota edificios de gran valor arquitectónico sin que esto importara mayormente a nadie, salvo a un pequeño grupo de amantes de las cosas bellas. Más bien parecería que cada demolición era, y es, como la celebración del comienzo de una nueva era. Muchas veces esa nueva era nunca vio la luz, quedando en la ciudad, por años, baldíos destinados a playas de estacionamiento.

Otra variante de las sorpresas son las infaltables “remodelaciones”: insensibles, torpes, feas, poco prácticas y para colmo ¡firmadas por arquitectos! Aunque cantada por poetas, no deberíamos dejar a Buenos Aires como “tierra de nadie”. Agredida visualmente, como queriendo tapar con carteles, anuncios, pasacalles y ¡aberrantes marquesinas! la nobleza de una arquitectura otrora esplendorosa.

Las buenas sorpresas son los raros ejemplos de conservación que valientemente luchan contra la iniciativa “innovadora”, “funcional” o “económicamente rentable” premisas que irónicamente, casi nunca se cumplen.

 

 

 

PONER 4 FOTOS DE RECONTRUCCIONES SACADAS DE CABLES, DE AIRES, ETC.

 

 

Reconstrucción virtual

Es por estas razones que, en una primera etapa, quise registrar con mi cámara lo realmente valioso del cada vez más expoliado patrimonio arquitectónico de la Ciudad de Buenos Aires.

En una segunda etapa -gracias al fotoshop, que “saca y pone”-, casi mágicamente fueron reapareciendo las fachadas tal como habían sido concebidas por sus creadores. Sin aditamentos, sin “mejoras” sin carteles, sin pasacalles, sin cables, sin aires acondicionados, sin graffiti ni pegatinas que prostituyen sus nobles formas y ornamentos.

Decir “mágicamente” es casi un eufemismo pues a pesar de las ventajas de la técnica, el trabajo requiere paciencia, cuidado, delicadeza, criterio, conocimiento arquitectónico y también imaginación, además de horas y horas frente a la computadora.

 

 

 

PONER 2 EJEMPLOS ROTUNDOS DE GRAFITI Y DE LIMPIEZA

Operación Rescate

A esta altura del siglo XXI quizás ya hay varias generaciones de porteños que nunca advirtieron la grandeza de su ciudad plena de edificios construidos con esplendor y generosidad.

Ante mi impotencia como simple ciudadano para modificar esta triste realidad desarrollé, a través del fotoshop, la habilidad de restituir molduras y cornisas, reparar columnas, reponer lo mutilado o saqueado, limpiar los agresivos aerosoles, restaurar hornamentaciones, eliminar lo extemporáneo ¡borrar las huellas del paso del hombre depredador!.. La intención de mi trabajo es acercarme lo más posible al diseño original, capturando el espíritu con el que fue concebida la obra arquitectónica.

 

PONER 2 EJEMPLOS ROTUNDOS DE GRAFITI Y DE CONTAMINACIÓN VISUAL

 

Toma de conciencia y reeducación visual

La cotidianeidad y las presiones de una gran ciudad atrofian la capacidad de observación del ciudadano común. Rápidamente se incorporan a su universo visual tanto los buenos como los malos ejemplos. Todo se homologa, el análisis se reduce a una mínima expresión, la crítica se limita a lo que perjudica su micro cosmos y no alcanza al amplísimo entorno social.

Los monumentos y edificios que registra esta serie de fotos, al ser vistos en sus sucesivas etapas del proceso de fotoshop, tienen como propósito que el espectador tome conciencia de la contaminación y aturdimiento visual a la que es sometido en todos los entornos de su vida. Se trata de que advierta la belleza oculta tras la chatarra que quizás él mismo ayudó a acrecentar.

La observación de seis u ocho fotos sucesivas en las que del horror se llega al esplendor, no lleva demasiado tiempo. El efecto es instantáneo y dramático. En cada ejemplo arquitectónico -recuperado virtualmente- el espectador podrá iniciar un viaje, no hacia el pasado, sino hacia un posible presente más refinado y placentero. Así podrá reencontrarse con una ciudad -la suya- oculta, casi desconocida, pero aún recuperable, tan recuperable como el orgullo perdido de habitante de La Reina del Plata.